Casi 800.000 personas cometen suicidio cada año en todo el mundo. Es la segunda causa de muerte entre quienes tiene entre 15 y 29 años.
por Veronique Dupont
LOS ANGELES, Estados Unidos.- Las recientes muertes de la diseñadora estadounidense Kate Spade y su compatriota el chef Anthony Bourdain o el popular DJ sueco Avicii han hecho saltar las alarmas sobre la urgencia de luchar contra el suicidio, una de las principales causas de muerte en el mundo, impulsando las medidas de prevención, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Y aunque estas desapariciones de celebridades ponen el foco en el fenómeno en los países ricos, la OMS señala que más de las tres cuartas partes de los casos se producen en los países en desarrollo.
Casi 800.000 personas cometen suicidio cada año en todo el mundo, y esa es la segunda causa de muerte entre quienes tiene entre 15 y 29 años, dijo el organismo.
En Estados Unidos, 45.000 personas acabaron con su vida en 2016, un preocupante aumento del 30% desde 1999.
“Es difícil de explicar, quizás en parte se deba a la epidemia de opiáceos” o a la crisis financiera de 2008, explica a la AFP David Brent, psiquiatra de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh.
Estos factores “han tenido tal vez un mayor impacto en Estados Unidos porque no tenemos un sistema de protección social y de salud tan avanzado” como en Europa, agrega.
Múltiples factores
“La prevalencia del suicidio ha fluctuado en el tiempo, a menudo aumenta durante períodos de dificultades sociales” como la Gran Depresión de 1929, subraya el psiquiatra Richard Friedman en una columna en el New York Times.
“La verdadera pregunta es por qué no hemos hecho más”, pues la tasa de suicidios actual en Estados Unidos es similar a la de hace un siglo, agrega e insta a “declarar la guerra al suicidio como lo hemos hecho con las crisis sanitarias relacionadas con el VIH o las enfermedades cardiovasculares”, proporcionando los fondos necesarios para la investigación y los hospitales.
Países devastados por la guerra como Sri Lanka son los más afectados, mientras que Corea del Sur y Japón se encuentran entre los países industrializados con más prevalencia.
“Haber experimentado una guerra, un desastre natural, violencia, abuso sexual (…) son factores asociados en gran medida con el comportamiento suicida”, advierte la OMS.
La mayoría de las personas con tendencias suicidas han sido tratadas “al menos por un trastorno mental” como la depresión, la ansiedad o la adicción. Pero otros factores como el aislamiento, la pérdida de un trabajo o de un ser querido o una ruptura pueden empujar a alguien a actuar de forma irreversible, de acuerdo con las autoridades sanitarias estadounidenses.
El fenómeno afecta a todas los estratos sociales y todas las edades. Los más jóvenes, más influenciables, son más vulnerables a los “suicidios por imitación”, frecuentes especialmente cuando figuras célebres acaban con sus vidas.
Algunas profesiones tienen una incidencia más alta -militares, agricultores-, así como las minorías étnicas y sexuales que sufren discriminación: indígenas, migrantes y refugiados, homosexuales, transexuales…
Formación y seguimiento
Si el suicidio a menudo es un shock para los seres queridos que no vieron venir la situación, es porque quienes están tentados a cometerlo lo ocultan, por un lado para no ser desalentados pero también por vergüenza.
El chef Anthony Bourdain “pertenecía a la generación un hombre fuerte no pide ayuda. Sé que antes de morir Anthony pidió ayuda pero no siguió los consejos del médico”, escribió hace unos días la actriz Rose McGowan, amiga de Asia Argento, novia del famoso cocinero y presentador de televisión.
La ayuda médica funciona asociada con psicoterapias, aseguran los expertos. La formación del personal médico y de emergencia para detectar estos comportamientos y el seguimiento a largo plazo son decisivos porque las personas que ya han hecho un intento de suicidio tienen muchas posibilidades de volver a intentarlo.
“Mi madre ha sido la más consecuente en venir a mi rescate y ayudarme a tomar medidas para ver luz”, cuenta Ben, un exmilitar estadounidense que ha estado lidiando con pensamientos suicidas desde su retiro hace nueve años.
Cuenta que ha tenido el acompañamiento cercano de un trabajador social del departamento de Asuntos de Veteranos y ha trabajado mucho consigo mismo, tanto psicológica como espiritualmente.
La OMS también subraya la importancia de reducir la disponibilidad de sustancias letales o armas de fuego.
Las autoridades de salud de Estados Unidos advierten que los suicidios están aumentando de manera espectacular en las zonas donde la posesión de armas de fuego está muy extendida. Unas 22.000 personas las usan cada año para quitarse la vida.
AFP-NA